El coeficiente intelectual está determinado, en gran medida, por la nutrición de las mujeres embarazadas y de los niños durante los primeros cinco años de vida, ya que en este período se generan las neuronas que se tendrán el resto de la vida; de ahí la importancia de suministrarle al cerebro la materia prima que necesita para crecer, repararse y protegerse contra los agentes que pueden impedir o interferir con su funcionamiento óptimo. Una dieta balanceada en el embarazo y la infancia garantizará, no solo una buena capacidad de aprendizaje a futuro, sino también el disfrute de un cerebro más saludable, activo y versátil.
Dra. Iraima Acuña. Especialista en Nutrición
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